Un acto de humanidad
 
                Autor: Jairo Alarcón Rodas
Era tan terrible que ya no era terrible, solo estaba deshumanizado.
F. Scott Fitzgerald
La insensibilidad humana, presente en un mundo robotizado, mecanizado, alienado, de liquidez escalofriante, en donde el valor de las personas se tasa por lo que poseen y no por lo que son, se manifiesta nuevamente ante el brutal escenario de persecución, asedio y exterminio palestino a manos del ejército israelí.
Con la complicidad y silencio de gobiernos de occidente, “baluartes de la paz y de la democracia en el mundo” y el apoyo incondicional de Estados Unidos, Benjamín Netanyahu ha desatado una vorágine de sangre, muerte y desolación en la Franja de Gaza. Apodado por el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdoğan, “El carnicero de Gaza”, tal apelativo le queda corto ante lo que está ocasionando en contra del pueblo palestino.
Denunciar los atroces actos de crueldad y barbarie, perpetrados por el gobierno y el ejército israelí, no es una antojadiza manifestación de retórica pacifista es, más bien, una enérgica voz de repudio ante el flagrante genocidio que se está cometiendo en contra de la población de Palestina, es un acto de humanidad.
Hoy, el mundo ve con estupor lo que está sucediendo en Cisjordania, en la Franja de Gaza, en Oriente Medio. Tímidamente, algunos gobiernos han solicitado el cese del hostigamiento, un alto al fuego, en contra del pueblo palestino. La comunidad europea expresa, moderadamente, que se ponga fin a la violencia perpetrada por Israel, actitud reprochable dado que con otros países han sido enérgicos en las condena y también en las sanciones. El doble rasero de occidente que con unos países se comporta complaciente y con otros sumamente hostiles.
Las endebles acciones de los países europeos, entendibles mas no aceptables, son el resultado del temor a las represalias que puedan obtener por parte del gobierno de Israel y de sus aliados históricos, Estado Unidos y el Reino Unido, quienes han sido claros en señalar que no permitirán ninguna agresión ni exclusión de Israel del concierto de las naciones democráticas del mundo. Sin embargo, ello no justifica la pasividad con la que han actuado.
La ley del garrote, término asociado a Theodore Roosevelt, que ha caracterizado la política exterior desde hace muchos años, practicada por Estados Unidos al resto de países del mundo, ha determinado que sean ellos quienes califiquen y establezcan quiénes son los gobiernos democráticos y las dictaduras antidemocráticas, quiénes son los buenos y los malos de este planeta. Y la han impuesto evidenciando su autoridad lograda a través de la fuerza y la violencia.
De ahí que sean únicamente los ignorantes o los criminales quienes dicen lo contrario ante la inmensa cantidad de pruebas, en las que el imperio del Norte ha hecho lo que quiere en el mundo, sin reparo alguno.
Y así, a pesar de la tibieza con la que los gobiernos de occidente actúan sobre lo que está sucediendo en Palestina, en el mes de julio se llevó a cabo la reunión de emergencia convocada en Bogotá – Colombia- por el Grupo de la Haya para coordinar medidas legales, diplomáticas y económicas para responsabilizar a Israel por presuntas violaciones del derecho internacional, incluyendo genocidio, crímenes de guerra y la ocupación de territorios palestinos. Aunque son medidas poco contundentes para la magnitud de esa tragedia, es un buen comienzo para manifestar el repudio en contra de las acciones perpetradas por el gobierno de Netanyahu.
Al gobierno de Israel y a todos los que comparten las ideas genocidas del sionismo, los hombres y mujeres que profesan la paz en el mundo, que aspiran a un orden democrático, hay que darles a conocer, enérgicamente, el malestar y repudio, decirles que acciones como lo es la matanza de niños, el exterminio de palestinos no se pueden tolerar y hacerlo exigiendo a los gobiernos que terminen con el apoyo a ese país, que sancionen económicamente, como lo está haciendo recientemente Pedro Sánchez, incluso, rompiendo relaciones diplomáticas con el Estado sionista.
No es cuestión de quién es el bueno o el malo, el agresor o el agredido, el pueblo elegido o los desechados, pues es claro que el gobierno de Benjamín Netanyahu y su ejército son los responsables de estar violentando la paz en el mundo, a través del baño de sangre que están causando en Medio Oriente. Es, sencillamente, que se está masacrando a la población civil de Palestina: niños, mujeres, ancianos, hombres civiles y eso no se debe permitir, ya que solo las mentes perversas e infames cierran los ojos ante hechos tan despreciables y deplorables.
Hace tan solo unos días, el jueves 4 de septiembre de 2025, los titulares de periódicos occidentales daban cuenta que al menos 370 gazatíes han muerto de hambre en la Franja, 131 de ellos niños. Las tropas israelíes matan al menos a 53 personas en el enclave palestino. Continúa la impunidad y la labor de exterminio sin que el mundo le ponga freno a tal afrenta. Será ese el destino de la humanidad, continuará reinando el poder del más fuerte, si eso es así, qué triste y asqueante es el futuro que le espera a la raza humana.
Israel está utilizando, la práctica del hambre como mecanismo de exterminio palestino, Human Rights Watch señaló, en meses pasados, que es urgente desmantelar la “trampa mortal” respaldada por EE. UU. y presionar a Israel para que ponga fin a la hambruna masiva. Por su parte IPES-Food, el Panel Internacional de Expertos en Sistemas Alimentarios Sostenibles, denuncia que Israel está utilizando deliberadamente la inanición masiva como herramienta de genocidio contra el pueblo palestino. La negación intencionada de alimentos y agua en Gaza es un crimen contra la humanidad. ¿Qué pensarán sobre eso los fanáticos evangélicos que defienden a Israel porque es el Pueblo Elegido por Dios?
A eso se le suman los civiles palestinos que mueren día a día por falta de atención médica o por el hambre, debido al cerco que ha creado el gobierno de Israel que impide la llegada de ayuda humanitaria. En agosto del presente año, el portavoz del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de Naciones Unidas, Thameen Al-Kheetan, destacó que recibir ayuda humanitaria “puede ser una búsqueda mortal”, con los últimos datos que indican que 1857 palestinos fueron asesinados mientras buscaban alimentos desde el 27 de mayo. Si las Naciones Unidas puede hacer muy poco o nada ante tales hechos ¿quién podrá hacerlo?
Para los que ven en la razón la vía para lograr consensos, el entendimiento para solucionar conflictos entre los seres humanos y, no solo eso, el medio para la superación de la especie, cuesta comprender los niveles de degradación humana, a los que se ha llegado en tal escenario, causadas por Israel. Máxime, al haber sufrido el pueblo judío la persecución asesina por parte de las huestes criminales de Adolfo Hitler y el nazismo. Observa con perplejidad y horror, la pasividad con la que el mundo presencia tales atrocidades, siendo eso, prueba fehaciente de lo mal que está el mundo.
Si la ONU no puede frenar el genocidio en contra de Palestina, cuál será su función en el planeta. Para julio de 2025, 147 de los 193 Estados miembros de pleno derecho de las Naciones Unidas (el 76,16 %) habían reconocido al Estado de Palestina, talreconocimiento es un claro indicador de que la lucha del pueblo palestino es justa. Por aparte, pese al baño de sangre en Cisjordania, promovida por Israel, hasta la fecha Las Naciones Unidas, no ha emitido ninguna sanción en contra del gobierno de Netanyahu.
Mientras tanto, recientemente, el 7 de septiembre, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) derribaron la torre Al Mushtaha, un edificio de 12 pisos ubicado en el lado occidental del enclave y rodeado de cientos de tiendas de campaña improvisadas, alegando que era parte de la infraestructura de Hamás y que era usado para planificar y llevar a cabo operaciones contra Israel, sin embargo, la administración de la torre negó estar vinculada al grupo palestino, asegurando que su espacio solo era accesible para personas desplazadas. La consigna es destruir y después justificar, sin importar si se violan tratados internacionales.
El ministro de Defensa de Israel, Israel Katz, aseguró que se abrirán «las puertas del infierno» en Gaza, en medio de la intensificación de la ofensiva israelí contra el grupo palestino Hamás. Solo una persona que sabe que actúa con total impunidad se atreve a decir eso, tristemente la justicia la ejerce el más fuerte, no obstante que la historia ha demostrado que la violencia únicamente engendra más violencia.
Por si fuera poco, con fecha 9 de septiembre del año en curso, hace apenas unas horas, Israel bombardea Doha, capital de Catar. Con relación a ello, El Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, ha condenado el ataque de Israel contra líderes de Hamás que se encontraban reunidos en Doha, capital de Catar, para analizar una propuesta de alto al fuego. En contra del Derecho Internacional y en evidente violación a la soberanía e integridad territorial, el Primer ministro israelí está dispuesto a todo con tal de salirse con la suya.
Luchar en contra de las acciones de Netanyahu y de su ejército asesino es un acto de dignidad humana y, como dijo Theodor Adorno al presenciar el holocausto nazi en contra del pueblo judío, “no es posible escribir poesía después de Auschwitz”, la belleza ha sido sustituida por el horror. De igual forma, el gobierno actual de Israel, el pueblo que fue perseguido en el pasado, es hoy el perseguidor del pueblo Palestino, desatando otra era de terror.
Lo que está sucediendo en la Franja de Gaza, así como en otros territorios olvidados del mundo, en donde se practica el exterminio humano como solución a los conflictos sociales, como mecanismo de supremacía, no es más que una aberración humana, a la que no es posible mantenerse en un silencio cómplice.

 
                     
                       
                       
                       
                      