Tres disparos contra Trump, un motivo

A través de la red social X, el Ministerio Público expresó su solidaridad con Donald Trump tras el atentado que le causó heridas. Minutos después, el jefe de la FECI escribió en X que, basándose en su experiencia como fiscal, estaba seguro de que el hecho no era un auto atentado, aunque hasta ese momento ni el propio FBI había descartado esa posibilidad. En cualquier caso, el mensaje institucional del Ministerio Público nunca debió emitirse, ya que no corresponde a sus funciones. Para eso está el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Consuelo Porras ha insistido desde hace tiempo en asumir papeles y funciones que no le corresponden al Ministerio Público. No es la primera vez que se utiliza la institución para distanciarse del ejecutivo, como si el MP fuera una instancia aparte del Estado. Con estas acciones, Porras hace oposición política contra el mismo ente del que forma parte, violando las bases jurídicas de todo Estado. Por eso es necesario explicar este exabrupto y el motivo que lo provoca.
Primer disparo: Consuelo Porras apostó por Donald Trump para contrarrestar las sanciones impuestas sobre ella y su equipo por parte del Departamento de Estado. Ser incluida como agente corrupto no le agradó en absoluto. Piensa que al expresar su adhesión, solidaridad y afinidad con Donald Trump y sus ideas, quedará libre de culpa. En general, el pacto de corruptos apuesta por el infame paralelismo entre el primer Trump, que contribuyó a la eliminación de la lucha contra la corrupción al retirar los fondos a la CICIG, y este segundo Trump, que se opone a las políticas demócratas en casi todos los ámbitos, incluyendo la política exterior.
Segundo disparo: En la actualidad, el pacto de corruptos necesita mostrar el poder que detentan para generar miedo y adhesiones; así que cualquier ocasión es propicia para ostentar esa determinación. De facto, la fiscal necesita mejorar la percepción que se tiene de ella. No puede accionar a favor de la corrupción y la protección oficiosa del sistema corrupto y al mismo tiempo erigirse como opción para gobernar. Promoverse como garante del orden conservador, pro familia y anticomunista es insuficiente. Con eso no basta, porque la corrupción es un tema que eclipsa todo lo demás y, en la actualidad, es más que obvio que es desde el MP que se defiende la impunidad y la corrupción.
Tercer disparo: Tomando en cuenta que las elecciones en Estados Unidos son en noviembre de este año y el ganador asumirá el cargo en enero, la fiscal tiene un año para “construir” o “crear” un caso contra Arévalo. En este punto, se tendría menos de un año para definir quién se va, si el presidente Arévalo o la jefa del MP, seleccionada por Giammattei en un proceso viciado. En esa lógica, apoyar a Trump puede significar que una vez presidente, le devuelva el favor al mirar hacia otro lado cuando aquí se produzca el golpe de estado judicial.
El desafío es grande, pero las intenciones también. Apostar por el caballo ganador puede mejorar las posibilidades de éxito local y modificar la correlación de fuerzas frente a la embajada gringa en el país. Retomar el control del ejecutivo pasa por sostener el discurso de confrontación en contra de Semilla y su entorno. El discurso anti comunista del principio se transformó en una “libertaria”, consientes que la ola derechista que se propaga por América del Sur, es el camino correcto para reconvertir Guatemala en un país “pro vida libertaria y bendecido” o lo que eso pueda significar.
El motivo: Se especula que tanto Trump como Biden pueden estar involucrados en estos hechos. Primero se manejó como un auto atentado para consolidar el triunfo del republicano, pero luego también surgieron sospechas sobre el actuar del servicio secreto y las fallas de seguridad en esos momentos. En todo caso, los republicanos señalaron directamente al enemigo del atentado, cuidando no mencionar a alguien en especial, y resaltaron la valentía del expresidente para enfrentar dicha situación. Por su parte, los demócratas continúan preguntándose si no hace falta otro candidato antes de dar por perdida la elección. Trump, en estos momentos, solo piensa en ganar las elecciones. Biden, en cambio, se pregunta si llegará sano al segundo debate. El atentado es condenable, independientemente de que digan que fue un montaje. Sin embargo, lo cierto es que este hecho puede marcar el rumbo de la campaña. Basta recordar a Bolsonaro en Brasil, quien pasó de ser un ilustre desconocido hasta el atentado en su contra, convirtiéndose en presidente de Brasil posteriormente. Algo así no sucede dos veces por casualidad.
Para consuelo de algunos y desconsuelo de otros, en Guatemala no habrá elecciones. Lo que no significa que no pueda haber atentados. Quizás el atentado que más se prepara con detalle profundo es en contra de la democracia. Por eso la reacción institucional de condena se apegó en todo momento al guion establecido, un poco para dominar el escenario político, un poco para demostrar poder, y un poco más, para mostrar afinidad a la causa trumpista. Por qué, sumar esfuerzos para concretar un golpe de estado, implica, nos guste o no, tener de nuestro lado al poder hegemónico mundial.