Joviel Acevedo, el STEG y la educación en Guatemala
Autor: Jairo Alarcón Rodas
La educación consiste en enseñar a los hombres no lo que deben pensar, sino a pensar.
John Stuart Mill
La educación representa un factor esencial para la evolución y el desarrollo de los habitantes de toda sociedad, sin la cual la cultura no sería posible y, con ello, la permanencia de los seres humanos en el planeta. No obstante, a través de la educación se puede domesticar o liberar a la población. Es precisamente el papel que desempeña la educación, ya sea como factor de alienación o de liberación de los individuos en sociedad, en el que hay que reparar y reflexionar pues de ello depende el atraso o desarrollo de los pueblos.
Para qué educar, cuál es la finalidad de la educación, qué sentido tiene ésta para la sociedad. Si se atiende a la naturaleza humana, la que no ha sido dotada de herramientas naturales para desempeñarse con autoridad dentro de un ambiente hostil, es decir, para poder pervivir dentro de determinadas circunstancias, la educación constituye el vehículo por el cual se transmiten saberes, que suplen la fragilidad humana.
La no especialización humana no los dotó biológicamente de fortalezas, en vez de ello, con el desarrollo de su cerebro, con su inteligencia, pudieron transformar la naturaleza, originando de esa forma la cultura. Por lo que la educación debería ser portadora de elementos que permitan el desarrollo y el bienestar de todo individuo.
Los seres humanos se insertan en la sociedad, nacen en ella, bajo el ordenamiento de un Estado que requiere de un modelo político de gobernanza para la convivencia, lo que trae consigo el establecimiento de un gobierno que lo rija. No obstante, en una sociedad divida en clases, existen sectores hegemónicos que toman el control del poder real y deciden el modelo económico y de pensamiento que regirá dentro de lo que se considera la superestructura e infraestructura o base económica de una sociedad.
En consecuencia, para las sociedades cimentadas dentro del capitalismo, las ideas que se difunden y promueven como verdaderas son las que defienden el modelo económico que sustenta ese sistema, las estratificación social, el individualismo, la propiedad privada, la competitividad y, consecuentemente, el egoísmo exacerbado que impide ver al otro como parte del propio desarrollo y bienestar.
Teóricos de la educación han diferenciado los modelos educativos que defienden y promueven el vigente estado de cosas, en contra de aquellos que incentivan el pensamiento crítico y reflexivo. Paulo Freire, por ejemplo, señala que lo que persigue la educación como práctica de dominación es mantener la ingenuidad de los educandos, dentro de su marco ideológico, es indoctrinarlos en el sentido de su acomodación al mundo de la opresión. Tal acomodamiento se logra al no permitir que piensen por sí mismos y, por el contrario, sean obedientes y no cuestionen el modelo económico vigente.
Es tan importante, dentro de los modelos educativos, quiénes estén al mando de esas políticas, al igual que los encargados de impulsar sus contenidos, que resulta imperioso tomar el control sobre estos, tanto para el beneficio de la sociedad como para continuar con los privilegios de determinado sector. Y es aquí en donde la figura de Joviel Acevedo se hace presente como un operador del perverso sistema educativo de Guatemala, un sirviente de los intereses de la oligarquía dominante, del estado calamitoso de la educación en este país.
Mantener en la ignorancia a un pueblo, no permitir que las personas desarrollen su mente, que surja el criterio en estos, que les permita cuestionar su situación, es lo que buscan las élites dominantes. Siendo, precisamente eso, la razón de que no les interesa impulsar modelos educativos que propicien el criterio, que sean el factor de cambio de una sociedad, por lo que ven en los modelos de educación críticos, reflexivos, una amenaza a sus intereses. De ahí que destruyen todo intento de su surgimiento, crecimiento y su consolidación.
Es entendible, entonces, por qué la educación pública en Guatemala ha venido en franco deterioro. Y en las últimas décadas, no ha habido administración de gobierno que haya reparado en ello, transformándola en la verdadera función que debe desempeñar en la sociedad.
Al respecto Giroux señala: Es esencial que los educadores desafíen el estado actual y fomenten el pensamiento crítico en sus estudiantes. Debemos animar a los jóvenes a cuestionar las estructuras de poder y a luchar por un mundo más justo y equitativo. Pues esa es la verdadera finalidad de la educación, establecer sociedades más justas para el bienestar de todos.
Tristemente, en Guatemala, la educación ha sido cooptada por intereses siniestros que ven en el desarrollo educativo una amenaza para los intereses y privilegios de una pequeña élite económica y qué mejor forma de hacerlo que pervirtiendo a los dirigentes magisteriales, a los sindicatos, los cuales, cabe resaltar, han perdido su verdadera función, que es la de velar por los intereses de la clase trabajadora sin menos cabo de la sociedad.
De ahí que el papel que ha representado el STEG, bajo la dirección de Joviel Acevedo, es la de ser un instrumento al servicio de los sectores dominantes, corrompiendo los ideales del sindicalismo y, sobre todo, contribuyendo al caos social en el que vive la sociedad guatemalteca y a la vergonzosa situación en la que se encuentra la educación en el país. Cabe mencionar que los sindicatos, no por serlo, reivindican causas justas, como cualquier ente político es susceptible de corromperse y el sindicalismo en Guatemala, con dignas excepciones, no es la excepción.
No es de extrañar, por lo tanto, los vínculos que el seudo dirigente magisterial, Joviel Acevedo, ha mantenido con los gobiernos de turno; desde la presidencia de Álvaro Colom, Otto Pérez Molina, Jimmy Morales y Alejandro Giammattei, con los que ha negociado privilegios a cambio de mantener la educación en la situación en la que está y no crear conflicto en la sociedad.
Por lo que es de destacar la actitud de la actual ministra de educación, Anabella María Giracca Méndez quien, a diferencia de los distintos ministros de educación, se ha negado a otorgar las concesiones espurias que el sindicato del magisterio le ha requerido. Los negociantes de la educación, llámese STEG y los gobiernos de turno de este país, son responsables de que la educación guatemalteca se encuentre por debajo del promedio regional y con un rendimiento bajo en áreas clave como matemáticas, lectura y ciencias. Y con esas condiciones en educación, no se puede esperar un desarrollo en el país.
La misión de Joviel y el STEG es la de mantener la educación en Guatemala en el deprimente lugar en el que está. constituyéndose en instrumento de opresión y de adoctrinamiento de la juventud guatemalteca, ya que el sistema les ha otorgado poderes para convertir a esa institución en un ente de adaptación de los estudiantes al sistema imperante. Lejos de permitir que se atrevan a transformar su situación de oprimidos, de partes del engranaje del sistema, los convierten en dóciles e insensibles individuos, útiles para los intereses de las élites dominantes.
De ahí que Paulo Freire dijera: Mientras los oprimidos sigan sin ser conscientes de las causas de su condición fatalista, aceptan su explotación. Una especie de complacencia del esclavo. Adquirir conciencia de su situación resulta ser una ardua labor para aquellos que han sido domesticados, máxime si los modelos educativos responden a los intereses de determinados sectores como es el caso de la educación en Guatemala.
Lograr tomar el control de la educación, por parte de gobiernos progresistas, equivale realizar una reforma dentro del modelo educativo establecido, pero cómo hacerlo si al recurso humano, enquistado en los procesos de enseñanza-aprendizaje, no le interesa establecer tal transformación, más bien persiste en la idea de obtener mayores prebendas a cambio de mantener adormecida la educación en el país.
A pesar de ello, es importante resaltar que la educación transformadora, la educación crítica y reflexiva, equivale a desarrollo y si no se inicia con el cambio, las posibilidades para que las condiciones sociales del país sean distintas, sean más justas y ecuánimes serán escasas. Personajes como Joviel Acevedo no pueden continuar dirigiendo las políticas educativas en Guatemala, pues ello equivale prolongar la miseria de la enseñanza que padecen los guatemaltecos.
