Esquizofrenia golpista
Fernando Cajas
Desde aquella noche triste del 25 de junio del 2023 el deprimido Pacto de Corruptos hizo micos y pericos, lloró, gritó y prometió que Arévalo no tomaría posesión. Entonces, entre tequilas y canciones, con algunas líneas de cocaína, el binomio amoroso presidencial juró que no permitiría que Semilla tomará posesión. Al otro día de goma, perdidos, incoherentes, armaron un medio plan de golpe de estado el que les ha servido de hoja de ruta. Habiendo plagiado, copiado o inventado sus títulos universitarios, poca capacidad académica tienen los golpistas. Estos sirvientes del Pacto Corruptos son una versión real de la Tropa Loca, ineptos.
Empezaron dándole consejo a Sandra Torres para la segunda vuelta, sabiendo que la doñita no ganaría: «Mira Sandrita, vos decí que el señor es uruguayo». Esa cantaleta y su propuesta del INTECAP gringo fue su mayor aporte a los debates. Sandra Torres fue, literalmente el hazme reír de una generación de memes inolvidables. Después iniciaron con algo más serio. De repente «recibieron» la denuncia de un ciudadano, Fratti, que dijo que le habían dicho que habían escuchado en algún medio de comunicación que no recuerda que Semilla hizo fraude. Más aún,
que él sabía porqe le habían dicho a un amigo que le contó a el de un expediente abierto para suspender a Semilla. Ese brillante testigo generó todo el caso de las firmas falsas, caso más falso que la cara de Giammatei. Después que no. Que lo que pasó es que realmente contaron mal los votos y se vienen con toda la caballería y allanan al tribunal electoral y disque hacen un recuento de votos con todos los partidos. Semilla ganó otros 500 votos que no se le habían contado. No encontraron fraude.
Todas estas acciones son parte de un golpe de estado, en principio en cámara lenta, pero un golpe de estado al fin. ¿Lo consolidarán, lo harán? Bueno, aún no se sabe. Cada poco salen con un nuevo caso jurídico. Su último invento es lo de la Universidad Nacional, USAC. Ahora dicen que los profesores y estudiantes universitarios se juntaron para fundar una organización terrorista con el ánimo de inducir a los estudiantes a sedición. Este caso tiene la brillante variante de que como encontraron enmontado el campus central, sucio, con basureros llenos luego de la toma de las
instalaciones por parte de estudiantes san carlistas, decidieron imputarles a los universitarios ilegalmente presos, tres delitos, que ni ellos entienden: Depredación del patrimonio cultural en forma continuada, sedición en forma continuada, asociación ilícita y usurpación agravada.
¡Válgame Dios Santo! Lo peor es que la farsa de esta acusación la llevan al extremo de la esquizofrenia y acusan a Bernardo Arévalo y a Karin Herrera, presidente y vicepresidente electos, de dirigir esta «estructura criminal». Híjole, no tomaron su dosis de Prozac los corruptos. Esos conjuntos de eventos golpistas tienen que converger pronto. Le quedan semanas al Pacto de Corrutos para dar su golpe blando, sino darán un simple cuartelazo. Es difícil predecir la
acción de un grupo de psicóticos, pero, así como les han salido las cosas de mal tendrán que echar mano del ejército y de su nuevo socio cacifero, los narcos. Este escenario que puede ser percibido como escenario fatalista hay que asociarlo a la indiferencia de la clase intelectual guatemalteca en especial al profesorado de la USAC. Los profesores que ahora tienen encarcelados a sus mismos compañeros no dicen ni pio, nada de nada.
Parece que para los intelectuales guatemaltecos los intentos de golpe de estado no existieran. Si ha habido líderes, si ha habido dirección y si ha habido resistencia contra este fraude electoral guatemalteco, pero esa viene de los 48 Cantones. De la academia guatemalteca no viene nada más que silencio, silencio sepulcral. En un país donde apenas el 2% de la población tiene educación superior. Este país lleno de privilegios y desigualdades tiene pocos profesores
universitarios, pero habrá unos 10,000 profesores universitarios que guardan el silencio de los muertos. Como dice el dicho, «a veces el silencio es peor que la mentira». Sobre estos indiferentes, que juraron defender la autonomía universitaria y que tienen una responsabilidad mayor por haber recibido educación universitaria y disponer de plazas académicas, a este grupo le debemos el hundimiento moral del país. A diferencia, a los 48 Cantones y los pueblos en resistencia, les debemos la esperanza.
Estamos en un punto crítico del proceso del golpe de estado en cámara lenta. No sé decir si realmente asistimos a la crónica de la muerte anunciada del pacto de corruptos o si aceptaremos el golpe de estado. Eso dependerá que lo que ahora hagamos, de la unión que establezcamos, de la renovación de la lucha, ya sea urbana, ya sea rural, del reconocimiento de que si queremos democracia debemos trabajar por la democracia, de romper este silencio tan
profundo de los académicos, silencio que lastima. Aún es tiempo de integrarnos a la defensa de nuestro futuro y el de las nuevas generaciones. O es ahora o no será nunca Guatemala.
