El cómplice silencio de occidente

JAIRO3

Autor: Jairo Alarcón Rodas

El riesgo del Holocausto no es que sea olvidado, sino que será embalsamado y rodeado de monumentos y utilizado para absolver todos los pecados futuros.

Zygmunt Bauman

El genocidio que se está cometiendo en Gaza, la escalada de violencia indiscriminada perpetrada por el ejército israelí, a raíz del ataque realizado por Hamás, es prueba fehaciente de cuán perversas pueden ser las acciones de algunas personas, motivadas por el odio y la venganza. Sobre todo, aquellos, y con seguridad el Primer Ministro de Israel,  Benjamín Netanyahu es uno de ellos, no han aprendido de la historia. Y así, continúa cometiendo los mismos errores del pasado, a pesar de que sufrieran las atrocidades más deleznables a manos del fascismo nazi.

Cabe recordar que la solidaridad mundial estuvo presente al lado del pueblo judío, perseguido, martirizado y asesinado en los campos de concentración en Chelmno, Auschwitz, Majdanek, entre otros. El repudio y condena ante las criminales acciones del fascismo nazi, a través del ejército alemán, ha sido generalizado. Pero, así como en el pasado el pueblo judío fue la víctima, ahora el pueblo palestino lo está siendo en manos de estos.

El asesinato de niños, mujeres, de la población civil de Palestina, en la Franja de Gaza, va en ascenso sin que nada ni nadie lo detenga. Los bombardeos indiscriminados, en lo que no escapan hospitales, escuelas, es indignante. El Ministerio de Sanidad de Gaza da cuenta que entre las víctimas mortales hay más de 8.800 mujeres y 13.230 menores de edad, además de 340 trabajadores sanitarios y 132 periodistas. De los más de 30.100 fallecidos, en torno al 70% son mujeres y niños, incluidos bebés de pocos meses o de años.

En poco más de cuatro meses, señala Philippe Lazzarini, Comisionado general de la UNRWA, en Gaza han muerto más niños, más periodistas, más personal médico y más empleados de la ONU que en cualquier otro lugar del mundo durante un conflicto. Todo ello es un breve resumen de lo que está sucediendo en contra del pueblo palestino. La historia vuelve a repetirse y se repetirá hasta que la razón se imponga sobre la barbarie y los habitantes de los países del mundo clamen por el respeto a la vida y a la dignidad humana.

Sin embargo, lo que está ocurriendo actualmente en Gaza no es más que otro insulto a la condición humana, en donde, como lo afirmara Karl Marx, en la historia como en la naturaleza, la podredumbre es el laboratorio de la vida. Y en este caso, el silencio cómplice de los gobiernos de occidente, de la comunidad europea, de Estados Unidos, muestra de su degradación. Países para los que si la violencia, las masacres, el genocidio, proviene de sus aliados, no constituye delito alguno ni pueden ser considerados como crímenes de lesa humanidad. Por el contrario, es un acto de legítimo derecho de defensa.

El doble racero de occidente, comandados por los gobiernos de Estados Unidos y de la unión europea, en el que los buenos son ellos y, por consiguiente, les asiste la razón y los malos, los criminales, los que hay que aniquilar, son todos aquellos que se oponen a sus designios. No hay necesidad de citar nombres, de personajes de la historia que una vez fueron aliados de occidente y que, al no cumplir sus mandatos, sus órdenes, posteriormente fueron considerados sus enemigos, a los que, con justa razón, tuvieron que eliminar para el beneficio de la humanidad.

Cómo es posible que los gobiernos de la comunidad europea guarden silencio ante las atrocidades cometidas por el ejército israelí, ejecutadas con lujo de fuerza y sin ninguna contemplación. Pues, para los que tiene el poder, la fuerza, todo les es permitido. Qué decir de la complicidad del gobierno de Estados Unidos y los países bajo su hegemonía, los que ni con el control de los medios de comunicación, de las cadenas internacionales de noticias, han podido ocultar la barbarie que se está cometiendo en la franja de Gaza.

El doble rasero de occidente, del que magistralmente nos hablara Eduardo Galeano, en su teatro del bien y mal, de su libro Patas arriba, en el que los buenos, los que promueven la justicia, los poseedores de la verdad, son los países de occidente, los ricos, personificados en los llamados países del Primer Mundo y los malos, los enemigos de la humanidad, los corruptos y asesinos, todos aquellos que se oponen a sus designios y luchan por su emancipación.

Los gobiernos de los países de occidente callan ante las masacres perpetradas por el ejército israelí en contra del pueblo palestino, en la franja de Gaza, ocultan información, tergiversan los hechos, como parte del control que tienen sobre los medios y también sobre gran parte de la población del mundo. Así, se inhiben de sancionar los crímenes de lesa humanidad ordenados por Benjamín Netanyahu y ejecutados por su ejército, aduciendo que son actos de “legitima” defensa. Mientras tanto, miles de palestinos sufren las crueldades cometidas en su contra, ya que ante el poder del más fuerte, no existen los derechos humanos.

Y así, las potencias occidentales repudiaron los ataques sangrientos cometidos por Hamás en contra del pueblo de Israel, como lo hicieron todos aquellos que están en contra de la violencia y la barbarie humana, pero no han dicho nada sobre lo que sufre el pueblo palestino. Pues para ellos, como lo señaló Hannah Arendt, al referirse a los nazis, la violencia, el poder, la crueldad, eran las capacidades supremas de los hombres que habían perdido definitivamente su lugar en el universo y eran demasiado orgullosos para anhelar una teoría del poder que les reintegrara sanos y salvos al mundo.

En los países Latinoamericanos, se han dejado oír las voces de protesta e indignación por parte de algunos de sus presidentes. De ahí que se hayan pronunciado Gustavo Petro de Colombia, Miguel Diaz-Canel de Cuba, Luis Arce de Bolivia, Daniel Ortega de Nicaragua, Nicolás Maduro de Venezuela, Gabriel Boric de Chile y Lula Da Silva de Brasil. Quienes han repudiado, con distintos matices y tono de voz, la arremetida por parte del ejército israelí en contra de la población civil de palestina, así como la exigencia de un alto al fuego.

La escalada de violencia emprendida por el ejército de Israel, ha llevado, incluso, al rompimiento de relaciones diplomáticas por parte del gobierno de Luis Arce de Bolivia. Ahora, el discurso de Lula Da Silva, en distintos foros internacionales, ha tomado un giro sumamente enérgico, al igual que el de Gustavo Petro, quienes comparan lo que está padeciendo el pueblo palestino con lo sufrido por los judíos en manos del nazismo de Adolfo Hitler.

Y qué decir de lo dicho por el presidente de Turquía, Tayyip Erdoğan, quien ha sido un implacable crítico de las acciones emprendidas por Netanyahu. Lo que está sucediendo en Gaza definitivamente no es una guerra: es un intento de genocidio porque incluso la guerra tiene moral, normas y leyes que hay que seguir, ha señalado el mandatario turco.

Cómo es posible que los gobiernos de la comunidad europea, de occidente, continúen desviando la atención de lo que acontece en Gaza y, exceptuando el gobierno de Pedro Sánchez, quien ha señalado a Israel de que el terror de Hamás no justifica su masacre en Gaza,las voces de occidente continúan en un silencio cómplice.

La paz en el mundo no reinará y con  ello la zozobra, si continúan acciones violentas, si se sigue desatando el odio y la venganza, si se considera que solo con bombas y a través del terror de los fusiles, los enemigos podrán ser vencidos.

Facebook comentarios