Bernardo y Karin ratificados
Miguel Angel Sandoval
No hay ninguna duda. La resolución del TSE dice textualmente, taxativamente, que Bernardo Arévalo y Karin Herrera, son presidente y vicepresidente electos de Guatemala por la voluntad popular, a partir de esta fecha y ejercerán sus funciones del 14 de enero de 2024 al 14 de enero cuatro años después. En eso se puede resumir la declaración de ayer del TSE. Es lo mismo para los diputados y alcaldes electos en este proceso. Todo ha concluido. Ya es cosa juzgada.
Mientras se entre en la fase de suspensión de Semilla y al resolver este las tachas que existen por la vía de un proceso administrativo, recuperan su condición de institución de derecho público, y todos sus derechos como bancada en el organismo legislativo. Que nadie se equivoque: todo lo relativo al partido Semilla será ventilado por el TSE y la ley electoral y de partidos político. Así de sencillo y de claro.
La batalla judicial post electoral se ganó con la participación masiva del pueblo guatemalteco, en realidad, de los cuatro pueblos que conformamos la sociedad de este país. Sin la victoria aplastante de Bernardo uy Karin en las elecciones y sin el levantamiento nacional encabezado por los pueblos indígenas, el resultado que hoy tenemos como adquisiciones, hubiera sido complicado. Ahora sabemos que el pueblo organizado y movilizado, puede con contra cualquier intentona de golpe judicial, o de otra naturaleza.
Cuando hablo de cosa juzgada, me refiero a que, en la actualidad, salvo tonterías judiciales, que en otras condiciones deberían ser rechazadas de oficio, no existe nada que pueda afectar el hecho de que en Guatemala hoy, tenemos presidente, vicepresidente, alcaldes y diputados electos. Eso no se puede revertir, es imposible que se pueda adulterar. Ya se cerró esa larga espera en esta transición compleja.
Debemos estar atentos y preparados para la construcción de la primavera que espera por nosotros. Los cambios indispensables los tenemos a vista. No hay nada que no sepamos, no existe nada que no podamos modificar si mantenemos la unidad, la cohesión, la voluntad de hacer de este país uno del cual nadie tenga que quejarse o avergonzarse.
Hoy podemos degustar el fiambre en paz.
