La Municipalidad de Guatemala y el espacio público

Omar5

Omar Marroquín Pacheco

Al optar por techar calles vehiculares para crear mercados formales, la Municipalidad impulsa efectos urbanos, sociales y ambientales complejos.

Si bien esta estrategia asegura y formaliza el comercio, tiene el costo de disminuir la capacidad de circulación, desvalorizar el espacio público para otros usos colectivos y fomentar la ocupación permanente de la calle.

Impacto en la movilidad y la vialidad

Al techar una calle que antes funcionaba como vía de circulación se consolida de facto un cambio de uso: la calle deja de ser infraestructura de movilidad y se convierte en área de comercio fijo.

Esto reduce la capacidad de la red vial, concentra más tráfico en las vías alternativas y agrava la inelasticidad de las arterias existentes, aumentando tiempos de viaje, pérdidas económicas y emisiones.

Además, obstruir la vía pública complica la movilidad peatonal y no motorizada, reduce la visibilidad, rompe la continuidad de aceras y carriles, y hace más difícil planificar rutas de evacuación en emergencias, ya que el espacio se llena de estructuras y puestos permanentes.

Transformación del uso del suelo y del espacio público

Al invertir recursos municipales en techos sobre la calle, la comuna legítima que el uso principal de ese tramo sea la venta y no la circulación, lo que equivale a una “rezonificación de facto” sin pasar por un proceso de planificación formal ni participación ciudadana.

Esto contradice los principios de ordenamiento territorial que exigen definir de forma clara los usos del suelo (vial, comercial, recreativo, patrimonial) y evitar que la inversión pública responda solo a presiones inmediatas.

Ese tipo de intervenciones incentiva la apropiación progresiva del espacio público: si hoy se techan puestos existentes, mañana aparecerán más vendedores porque el espacio ya está protegido, generando saturación, hacinamiento comercial y conflictos de uso con peatones, transporte y residentes.

Calidad urbana, patrimonio y diseño

Cuando los techos son estructuras livianas, metálicas y de mala calidad visual, generan un fuerte impacto paisajístico, especialmente en entornos patrimoniales como el Centro Histórico, caso específico 18 calle de la zona, rompiendo la armonía con la arquitectura existente y degradando la imagen urbana.

La falta de diseño urbano integral (iluminación, accesibilidad, drenajes, ventilación, manejo de residuos) convierte el “techo” en un parche, no en una solución digna ni para comerciantes ni para usuarios.

Un mercado bien diseñado puede ser una buena solución siempre que tenga ubicación, accesos, circulaciones internas y relación con el entorno planificadas, como cuando se reubican ventas de calle en equipamientos formales con criterios arquitectónicos y de movilidad.

En cambio, techos provisionales sobre la vialidad terminan volviéndose permanentes sin cumplir estándares de seguridad, salubridad ni integración urbana.

Efectos socioeconómicos y en la economía informal

Los vendedores callejeros dependen de estos espacios para su subsistencia en un contexto de alta informalidad laboral, por lo que un techo les brinda cierta dignificación: protección contra el sol y la lluvia, estabilidad de ubicación y posibilidad de atraer más clientela.

Sin embargo, al no acompañarse de regulación clara, registro, normas de ocupación y manejo de residuos, se producen problemas de desorden, conflictos entre comerciantes, invasión de banquetas y deterioro sanitario.

La experiencia en otras ciudades muestra que la peatonalización y la creación de espacios comerciales bien planificados pueden aumentar ventas y valor inmobiliario, siempre que se diseñen como calles peatonales o mercados formales con jerarquía clara y no como “calle tomada” sin reglas.

En el caso de la Municipalidad de Guatemala, el riesgo es que se consolide la informalidad y la falta de control bajo una apariencia de apoyo municipal, sin resolver de fondo el ordenamiento del comercio popular.

Implicaciones de gobernanza y planificación

Que la propia Municipalidad teché lo que antes era calle, sin explicar claramente montos, objetivos, alineación con el Plan de Ordenamiento Territorial ni procesos de consulta, genera opacidad y desconfianza ciudadana.

Además, implica que la inversión pública responde más a la presión inmediata de no “tener problemas” con los vendedores que a una visión estratégica de mercados, movilidad y espacio público a escala metropolitana.

Desde la perspectiva de planificación, las implicaciones clave son:

– Pérdida estructural de capacidad vial y aumento de congestión.

– Precedente de conversión discrecional de calles en áreas comerciales sin cambio normativo transparente.

– Incentivo a la expansión de la economía informal sobre el espacio público, en detrimento del carácter colectivo de calles y aceras.

Un enfoque responsable exigiría: diagnóstico integral (movilidad, comercio, riesgos), diseño arquitectónico y urbano de calidad, consulta con actores locales, y, sobre todo, construcción o adaptación de mercados formales que liberen gradualmente las vías, en lugar de consolidar su ocupación con techos improvisados.

París 5 de diciembre 2025

Facebook comentarios