Unidad por Chile
Miguel Angel Sandoval
En las elecciones de primera vuelta en Chile la ganadora fue Jeanette Jara, militante del partido comunista y electa, luego de elecciones primarias, como la abanderada de la coalición oficialista y de reconocido pensamiento democrático y socialista. Encabezando una coalición denominada Unidad por Chile, de izquierda y centroizquierda, Jara de militancia comunista representa la opción oficial en estas elecciones. En la otra orilla, están las diversas expresiones conservadoras y de derecha chilena. Desde las extremas a las moderadas. Sin lugar a dudas se trata de una elección con ribetes históricos.
Quizás lo mas relevante en esta ocasión, es que Jara fue nominada luego de elecciones primarias entre las fuerzas que integran la coalición de izquierda y centro izquierda. En dos fases. Primero al interno del partido comunista y luego con los demás candidatos de las fuerzas de izquierda y centro izquierda y democráticas. Se trata por estos datos, de una candidata con amplio respaldo, reconocimiento y, por tanto, con mucha legitimidad.
Para el caso que nos ocupa y de manera especial para las fuerzas democráticas y revolucionarias de nuestro país, se trata de un detalle de mucha relevancia. Eh Chile se impuso la lógica unitaria, las alianzas y los acuerdos, antes que la imposición de la candidatura de Jara. Esto es lo que diferencia Chile de Bolivia, para poner un ejemplo. Mientras en Chile se hablo siempre de la construcción de esa opción Unidad por Chile, en Bolivia, el MAS se desgarro internamente entre sus diversas corrientes y el resultado fue una derrota clara, apabullante, sin excusas.
En un país triunfó la madurez, el ejercicio de la política, mientras que, en otro, fue el triunfo de la cerrazón, de la descalificación, de la tendencia al aislamiento. No hay nada que pueda justificar o explicar al menos, la derrota boliviana. En Chile si algo puede explicar una victoria que ya se olfatea, es la apuesta a la unidad, a las alianzas, a los acuerdos. Son dos maneras, en este año y en dos países, de abordar la política y las realidades de nuestras sociedades en este tiempo.
Digo que se olfatea la victoria en Chile, (se puede perder), pues hace apenas una semana, Jara contaba alrededor del 30 % de intención de voto o de tendencia al voto (puede ser un punto más o menos) aunque finalmente la diferencia entre Jara y Kast es de dos o tres puntos, unos 4oo mil votos, pero lo cual es suficiente para ir a la segunda vuelta o ballotage, contra un político de la derecha. No se sabe si la versión moderada o recalcitrante. Pero eso es asunto de los chilenos y chilenas. Lo cierto del caso, es que las previsiones o pronósticos, de que Jara ganaba la primera vuelta y luego iba al ballotage se cumplieron.
El resultado en segunda vuelta puede confirmar a Jara o a la derecha de Kast. Aunque para ello falta ir de nuevo a las urnas. De esa manera, mientras Jara tiene una hoja de servicios clara, sin escándalos, Kast tiene en su contra un pasado con techo de vidrio. Y como sabemos, mas allá de las inclinaciones, hay una buena dosis de realismo en los electores de ese país del sur. Adicionalmente, hay media docena de partidos que ya no compiten pero que pueden ser la diferencia.
Ahora bien, lo que nos interesa desde Guatemala, es la experiencia de Chile antes de las elecciones. Como se señala, se opto por escoger un candidato o candidata, `para la coalición Unidad por Chile, acudiendo a las elecciones primarias. Lo cual no se hizo en Bolivia y quizás con ello, otro sería el resultado que conocemos. Y esto es lo relevante, y es lo que se ha planteado desde diversas voces en nuestro país. En particular escribí, en un articulo publicado hace algunos meses, que decía en su título: Primero las primarias.
Es momento de optar por acciones políticas que revelen madurez, que opten por la política de alianzas, de unidad, de acuerdos, y eventualmente de consensos. No es posible que el aislamiento o necedad de ir solos, por separado, con sus propios candidatos, haga que las fuerzas de izquierda, revolucionarias o democráticas, continúen en la marginalidad, y sean apenas algo testimonial. Los guatemaltecos merecemos un mejor desempeño y mejores acciones políticas. Así como mejores resultados.
