Una oportunidad para Guatemala
Autor: Jairo Alarcón Rodas
Hay una grieta en todo. Así es como entra la luz. Leonard Cohen
Una esperanza para el país: los resultados de las elecciones en Guatemala 2023 dieron como resultado el sorpresivo y grato repunte del candidato del Movimiento Semilla, Bernardo Arévalo, quien, a pesar de no aparecer en los primeros puestos de las encuestas divulgadas por los medios tradicionales de comunicación, supo capitalizar el voto consciente de los guatemaltecos que, cansados de tanta corrupción, decidieron acudir a los centros de votación y votar por una propuesta diferente a lo que constituye el Pacto de Corruptos, hecho que abre la posibilidad de algo distinto para el país.
Sin embargo, es inconcebible que el partido de gobierno, Vamos, se haya construido como la tercera fuerza en las elecciones presidenciales y la primera en las elecciones legislativas, lo que denota la inconciencia de esos electores, los que a pesar del desastre que ha sido el gobierno de Giammattei, continuaron votando por tan nefasto partido y candidatos; por ello, la segunda vuelta que se llevará a cabo el 20 de agosto requerirá de la participación de todos los guatemaltecos que, cansados de tanta corrupción, le brinden una oportunidad a Guatemala para salir de la situación caótica en la que la han sumido las mafias que se consideran ser sus dueñas.
Y es que, cuando un país ha sido cooptado y literalmente sus instituciones se las han apropiado un grupo de inescrupulosos personajes; cuando existe un Estado fallido, un narco Estado; cuando delincuentes se han coludido para tomar el control de la población, cuando políticos oscuros pretende hacer creer que lo arbitrario es lo justo, que lo perverso es lo honorable, que los buenos son ellos; cuando la democracia no es más que la máscara que recubre la sonrisa triunfal del fascismo, bajo esos términos, la población se ve sometida a un poder tiránico que fomenta miseria e ignorancia y saca partido de ello.
Ante tal realidad, todo se puede esperar del Pacto de Corruptos en Guatemala que, rebasando los límites de lo probable, se sienten con la autoridad e impunidad de hacer lo que se les plazca, ante la complacencia de los habitantes de un país que se niegan a reaccionar a pesar de la crisis. Al no haber conciencia social por parte de la sociedad, al fortalecerse los valores egocentristas, individualistas, la proclama es sálvese quien pueda, no importando lo medios para lograrlo. Con ello, se es ya cómplice de la corrupción y al sentirse parte de ella, cómo pelear en su contra.
Las elecciones ya han pasado y los resultados de la primera vuelta son consecuencia de la descomposición social que ha generado el sistema y que se ha hecho patente con la serie de políticos corruptos que han desfilado por mucho tiempo en el país. En donde la pobreza, en toda su expresión, y la ignorancia que han fomentado tan despreciables personajes se han confabulado para sostener al perverso sistema imperante.
Situación que actualmente en Guatemala, al igual que en el período medieval, ha determinado que tener criterio resulte ser un crimen y la obediencia ciega, una virtud que es premiada a todos aquellos que, sin cuestionar, hacen lo que se les pida, situación que se ve a todo nivel. La descomposición social en este país ha establecido que el tramposo sea el exitoso y el honesto el perdedor.
Cómo, entonces, exigirle a una sociedad que ha sucumbido a la inercia de la corrupción, para la cual, en su gran mayoría, las acciones punitivas de los gobiernos, si no los afecta directamente, les son indiferentes, se convierta en factor de cambio, que haga posible que, de la actual situación caótica en la que se encuentra el país, se llegue a una sociedad en donde impere el Estado de Derecho. La concienciación de la sociedad es posible a partir del fortalecimiento del criterio de sus miembros y eso se logra a través del conocimiento.
El conocimiento libera y, esencialmente, lo hace de la ignorancia, que es el principal impedimento para impulsar un proyecto de nación. Sociedades sumidas en tradiciones contraproducentes, en mitos y religión, se ven abstraídas en una subcultura de alienación, en la que la racionalidad no tiene cabida y la argumentación cede su lugar a la persuasión y a la elocuencia.
Comienza el proceso para una segunda vuelta electoral y el nuevo reto como sociedad, como guatemaltecos es, qué se va a hacer ante el escenario que se vislumbra. La mirada crítica advierte sobre lo importante que son las reglas del juego en toda elección y, desde luego, la calidad que deben tener los postulantes a todo cargo público. Exigir una nueva constitución a través de la elección de una asamblea nacional constituyente, en la que estén representados todos los sectores del país, pero no como único requisito, sino que, dentro de estos, sean los más idóneos los que participen en su elaboración, que recoja las inquietudes, aspiraciones genuinas y honestas del pueblo guatemalteco, con miras al bien común y a la justicia.
Empoderar a la población, mostrarles lo importante que es el desarrollo y el fortalecimiento de una sociedad democrática y su participación efectiva como habitantes de un país como Guatemala. Que eso, solo será posible, a partir de la construcción de una cultura política, la conciencia social y la cimentación de valores humanos, en donde el individualismo egocentrista no tenga cabida. Y que, por otra parte, es imperioso luchar en contra de la corrupción y de todos aquellos sectores y personaje que la fomenten.
Que, solo ejercitando el entendimiento, podrán ser visibles para muchos, los enemigos de su desarrollo y, asimismo, solventar las causas reales de los males que los aquejan y que mantiene a este país, desde hace mucho tiempo, en condiciones miserables. Y que, para ello, una educación transformadora y liberadora es necesaria. Países que han invertido en la educación de sus habitantes son las que han salido de las crisis socioeconómicas en las que han vivido.
De ahí que una educación laica y de calidad, que aliente a las nuevas generaciones a atreverse a pensar, a buscar soluciones para cualquier crisis, que fortalezca los valores humanos, al igual que la adquisición de conocimientos científicos y tecnológicos, que los incorporen al momento actual que se vive en el mundo, es lo imperioso por exigir y lograr. Pero, ello solo es posible solucionando los problemas de base, solucionando la crisis alimenticia que viven muchos guatemaltecos, salvaguardando sus necesidades básicas a través de fuentes de trabajo, de oportunidades de desarrollo para todos.
Una oportunidad se abre para Guatemala, para comenzar a cimentar las bases de una sociedad distinta a lo que tradicionalmente se ha vivido, en donde sea desterrada la corrupción y la impunidad, en donde las oportunidades para el desarrollo sean para todos, la justicia impere, se de paso a un Estado de Derecho. A acudir el 20 de agosto nuevamente a las urnas y cambiar el rumbo del país votando por Bernardo Arévalo de León.
