25 años de insistencia y necedad 

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Ilka Oliva Corado.

En aquellos años llegaban los fotógrafos a los estadios y le tomaban fotos a los jugadores y a los árbitros sin que estos se dieran cuenta.  Pasaban las semanas y uno se los volvía a encontrar en los estadios o llegaban al Campo de Marte donde (entrenábamos los martes y jueves) a ofrecer las fotografías que habían tomado. Las daban a siete quetzales y así fue como muchos obtuvimos nuestros recuerdos, gracias a esos fotógrafos que se buscaban el sustento los fines de semana de campo en campo. 

Muchacha, me llamó el fotógrafo cuando terminó el entreno, le tengo una fotona, me dijo y la sacó de su maletín en un paquete donde andaba como trescientas fotos más. Comencé a bajar libros averiguando de qué juego era y en dónde, la fotografía tenía come medio año de haberla tomado y hasta ese día pudo entregármela. Yo tenía 21 añitos en ese entonces.

Con el paso de los años he ido comprendiendo el peso de aquel momento, de aquellos años de mi paso por el arbitraje profesional de fútbol en Guatemala, yo estaba picando piedra, limpiando un camino que no era sólo para mí, yo estaba esculpiendo mi huella, hecha a sudor y a pulso. A lágrimas, entrega, desilusión, frustración y resistencia.

He comprendido que no era mi destino, que el arbitraje era nada más una vereda en este recorrido multifacético de una niña que creció vendiendo helados en un mercado. 

Esta fotografía está cumpliendo 25 años y yo me pongo de pie, aplaudo y celebro a esa patoja, por necia, por ser terca como las mulas, por no darse por vencida y por hacer ella sus propios caminos entre el zacatal, senderos acordes al tamaño de su insistencia y su locura. 

URL: https://cronicasdeunainquilina.com

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