Ya basta de chantajes

Miguel Angel Sandoval

Un juez, que es considerado internacionalmente como corrupto, se da el lujo de continuar una campañita de desprestigio contra el partido que ganó las elecciones del 2023, y de calle, como solemos decir. Es por ello un asunto muy grave. La política no puede ser judicializada y la justicia no puede ser politizada. Son extremos graves, y en este caso un juez, un fiscal y unos cuantos magistrados, intentan y de hecho lo hacen, judicializar la política y politizar la justicia. Todo a partir de una opción antidemocrática.  No es por ignorancia, es por corruptos.

Lo primero que salta a la vista es que el partido Semilla está acusado o siendo juzgado, por una ley que es dedicada a los que integran el crimen organizado y se hace por la vía de lo penal, por ello mismo, la acusación contra Semilla es algo espurio. No es producto de la ley electoral y de partidos políticos, que con rango constitucional es la encargada de ese tipo de asuntos. Advierto, la defensa que hago de las normas básicas de la democracia las haría por otro partido o fuerza política al momento de ver abusos judiciales como los que vemos ahora.

Lo grave del tema es que ese antojadizo montaje contra este partido, tuvo en su momento el aval de la CC, que ya sabemos que se presta a todo lo que tenga que ver con los deseos del pacto de corruptos. A las pruebas nos remitimos. Resoluciones gallo-gallina, a pedido, que se `pueden cuestionar desde la perspectiva constitucional, o desde la función de jueces y magistrados, que el resultado será que la CC viola la constitución. Y la ética de cualquier funcionario o de cualquier operador de justicia.

Pero el punto es que el partido Semilla, (podría ser otro) no puede ser limitado en sus derechos políticos por un juez que recibe instrucciones, o que actúa por razones inconfesas; entonces vemos a un partido acosado por todos los medios, para que no cumpla con el mandato que le dieron las urnas.  Lo más relevante de todo es que los votos de Semilla no pueden ser anulados ni cuestionados por un juececillo ni por un fiscalito. Es algo mucho mas profundo lo que está en discusión.

Para entendernos, no son las firmas supuestas ni otro tipo de temas que son exclusividad del TSE, no de nadie más. Aunque pataleen, no les corresponde juzgar un tema absolutamente administrativo. En otro orden de ideas, los partidos corruptos derrotados electoralmente, pretenden dar legitimidad a un juez venal y a fiscales corruptos.

Estamos ante una guerra judicial, que tiene en su base la perversión de la justicia, por la vía de el retorcimiento de la ley o el estiramiento de la misma. No se explica por los altos valores de la justicia, entendida como la manera de resolver las diferencias en una sociedad democrática y de juzgar y castigar delitos que van en contra de la persona y sus derechos. En este caso, el voto popular no puede ser puesto en el banquillo de los acusados.

Y por ello los representantes de Semilla en el congreso (y los diputados de otros partidos que actúen con honestidad), no pueden aceptar una resolución ilegal, y tienen el deber y obligación de actuar para lo que el pueblo les mandató votando por ellos de manera masiva.  Ya es tiempo de poner las cosas en su lugar.

Si bien es cierto que la democracia liberal en países como el nuestro se expresa en varios ámbitos y en la división de poderes, legislativo, ejecutivo y judicial, que es algo más que un discurso; no es menos cierto que nada se puede hacer retorciendo la ley o tratando de desconocer el voto popular, que es un mandato que obliga a todos: a los ganadores y a los perdedores.

No es menos cierto que todo esto tiene su origen y razón de ser en el voto popular, democráticamente emitido, y contado con mecanismos, como los guatemaltecos, que están realmente blindados. Afirmo: ni la CC, o el MP, menos un juez, pueden cambiar el voto popular. NADIE, NI DIOS PADRE.

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