Servicio y cargos comunitarios en el levantamiento

Miguel Angel Sandoval

Hace algo más de un mes en un extenso artículo, hacía algunas reflexiones sobre el paro nacional que había iniciado el 2 de octubre. Alrededor del 15 de ese mes, era claro que en nuestro país se había producido algo inédito, y por primera vez, con la participación nacional de los pueblos indígenas de forma que no se conocía. Es el levantamiento indígena, acompañado de otros sectores sociales, que se produce a pesar del desconocimiento en otros sectores sociales de la organización indígena o sus formas de elección a un cargo con las responsabilidades que ello conlleva. Pero el desconocimiento de formas diferentes de organización, no es limitación para entender que el hilo conductor en las formas de lucha, es el hartazgo ante la corrupción dominante en el país y en muchas de sus instituciones cooptadas por los corruptos.  

Es cierto que, desde la perspectiva antropológica, histórica, o de otras disciplinas, se había estudiado desde fuera, el tema de los pueblos indígenas y solo de manera reciente desde una generación joven de estudiosos de las diferentes etnias. Aun si en su desarrollo se pasó del estudio de los comportamientos de las comunidades, prácticas religiosas o espiritualidad, formas de matrimonio, o en el colmo de la visión ajena, a sus idiomas considerados en proceso de extensión, y muchos temas más. Pero al analizar esos conglomerados, sin detenerse en las dinámicas internas y su relación con el resto de la sociedad guatemalteca. No se entendían las lógicas del poder al interior de las organizaciones con origen ancestral. Era un objeto de estudio, pero desde otra lógica. 

Ahora en medio de la agitación social y del muy oportuno despertar a nivel de pensamiento, surgen dudas sobre la manera de ver los fenómenos sociales o políticos encabezados por las autoridades indígenas, pues se trata de lugares o, mejor dicho, espacios que no se conocían en viajes turísticos, aun si fuera de turismo interno, pero siempre desde la distancia que se asumía de la manera más natural. Por ello la dificultad o la sorpresa cuando se miran los hechos de los últimos días y particularmente desde el 2 de octubre. 

Uno de los temas que más dificultades tiene para la comprensión en los sectores ajenos a la cosmovisión indígena, es el de la comunidad, y de manera especial, lo relativo a el trabajo comunitario, o el ejercicio de cargos de autoridad y la manera de cambiar estos. La idea de prestar servicio voluntario a la comunidad es algo ajeno a la mentalidad individualista que predomina en la cosmovisión occidental, o, en otros términos, en la mentalidad dominante en la sociedad guatemalteca.  

Es posible que miembros de alguna comunidad consideran que el servicio comunitario es excesivo, que es de mucho tiempo, o que le impide hacer otras labores, como digo, es posible, pero es la norma de los colectivos comunitarios. Y ante ello existe en lo interno una especie de presión social y solo queda la aceptación, aun si hay ocasiones en que se puede producir a regañadientes. Aunque sin dudarlo, lejos, muy lejos, de la visión liberal de la famosa libertad personal y esas construcciones alejadas de lo que ocurre en verdad en las comunidades indígenas.  

Así, por ejemplo, en muchas comunidades, quienes son designados para ejercer cargos de responsabilidad, son liberados de su actividad laboral y durante el tiempo de servicio, la comunidad asume las necesidades del nombrado y de su familia. Pues se trata de cargos no remunerados, ya que se asume que es por servicio a la comunidad. Los cargos se designan por conocimiento de las personas, por su honradez, por prestigio.  Es algo que le da calambres a la visión creada por el individualismo que predomina en otros sectores de la sociedad.  

En el caso del cambio de autoridades, hay procesos anuales en unas regiones del país y en otros son bianuales. De manera concreta, en los 48 cantones de Totonicapán es anual, mientras que en Sololá es cada dos años. En la región ixil o entre los xincas se hace de acuerdo a sus costumbres. Ninguna es mejor que otra, y existen otras formas de hacerlo. En cada lugar las comunidades deciden, de manera democrática es necesario apuntar. 

En la actualidad, por razones de calendario o por razones internas de las comunidades, el cambio de autoridades se produce de forma simultánea en las más señaladas comunidades: Totonicapán y Sololá.  

Y ese cambio que se produce en medio del levantamiento, genera no pocas inquietudes o ansiedad en estudiosos o analistas, que miran en ese cambio un posible giro en el rumbo de las protestas, o una nueva manera de enfrentar las tareas del levantamiento que tiene lugar desde el 2 de octubre. No es casual escuchar afirmaciones o dudas sobre cuál puede ser el nuevo rumbo de las autoridades que deben tomar posesión a fin de año o inicio del próximo.   Es probable que haya algún cambio, un matiz nuevo, pero como las decisiones son asamblearias y tienen un respaldo del entramado social y organizativo que les da sentido, no deberían existir mayores cambios. Salvo acaso aquellos que tienen que ver con la personalidad de los ahora ungidos, pero no en el rumbo general que ya ha sido definido. 

En alguna ocasión asistí como invitado al cambio de autoridades en la alcaldía indígena de Sololá. No pude ver, ni de lejos, algo diferente al festejo. De manera general, todos los asistentes estaban contentos con las nuevas autoridades y con la forma en que habían sido nombrados. Ni ganadores ni perdedores. Solo nuevas autoridades para un nuevo periodo. Punto.  

Es a todas luces, una manera diferente de abordar los relevos en las funciones que la comunidad otorga, no como privilegio sino como responsabilidad. Si pensamos en los cambios de presidencia en el país, los mismos pueden ser radicales, dar como se dice, golpes de timón importantes, pero en el caso de la democracia comunitaria, anclada en las tradiciones y cosmovisión que viene de siglos, no puede existir ese comportamiento que puede modificarse de un día para otro. En este caso no hay lugar para la incertidumbre, pues las decisiones han sido producto de largos debates, de intensos periodos de maduración o de cocimiento lento. Pero esa es la manera de definir las grandes acciones que observamos en la actualidad. 

Es el caso del proceso político en nuestro país en estos días. Los perdedores quieren a fuerza mantener privilegios, el control del poder, sin tomar en cuenta que un partido nuevo, un candidato nuevo, gano de forma democrática las elecciones y con ello puso en jaque a la coalición de corruptos. En este contexto es que las autoridades indígenas, con mucha sabiduría, entienden que largos años de organización, de demandas y todo lo que conocemos, pueden contribuir al respeto y defensa de la democracia expresada en las urnas. Es lo que explica su decisión de participar y convocar al levantamiento que tiño con nuevas formas el mes de octubre y que continua  

Solo como una manera de ejemplificar en algo lo relativo a los tiempos y los cambios, recuerdo ahora los días del Bak’tun en año 2012 de acuerdo con el calendario oficial del país. La medición del tiempo en unidades largas de 5200 años, no tenía nada de relación con la idea del calendario gregoriano en la cultura dominante. Por ello el fin de un ciclo, fue visto en otras latitudes y acá en nuestro país, como algo propio de la ansiedad mesiánica, ¡¡¡confundido con el fin del mundo y por ello en otros países vimos gente construir bunker para sobrevivir!!! 

Es ello una muestra de lo complejo que es aproximarse a una cultura que se ha visto desde lejos y más complejo aun, con la perspectiva de la visión dominante judeo-cristiana y encima, con la visión racista de las elites en el poder desde hace muchos años. Se dice en un párrafo, pero es de un nivel de profundidad que abarca lo filosófico, la cosmovisión, la cultura, todos los aspectos políticos, sociales, antropológicos. Es por ello holístico.

Digo esto pues el tema del servicio y los cargos en las comunidades indígenas del país, merecen un mejor nivel de comprensión para poder entender lo que ocurre con el levantamiento que vemos desde el 2 de octubre. No es casual que ahora, en ocasión de una nueva jornada en medio del levantamiento de octubre, se anuncien caravanas desde Comalapa, Alta Verapaz o desde Quetzaltenango. Todo en apoyo al levantamiento que vivimos. Son apenas ejemplos de ese movimiento telúrico que sacude al país en sus diferentes expresiones, y que, además, ha impactado de forma inusitada en la comunidad internacional.

Es por ello el sentido profundo de las afirmaciones que dicen que ya nada será como antes de este octubre y agrego de este noviembre, si las tomamos en sentido literal, es probable alguna equivocación, pero si se toman en sentido holístico, vemos que hay la configuración de la sociedad guatemalteca se está construyendo con nuevos parámetros. que es necesario forjar de forma sostenida, con profundidad, delicadeza. Pero sin detenerse. 

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