Planeación de los barrios. Parte II
Omar Marroquín Pacheco
Un barrio no es sólo la sumatoria de vecinos semejantes, sino que se constituye a partir de
la diversidad de población que se identifica con un espacio y una historia común.
Un barrio alude a la identidad de sus habitantes, su localización, su historia y sus
características sociales y culturales específicas.
Su delimitación resulta de la combinación de distintos factores: el reconocimiento de ciertos
elementos estructuradores como avenidas o grandes predios, los sectores dentro del barrio
donde residen vecinos con niveles similares de ingresos, de educación, etc.
Los Barrios van cambiando a lo largo del tiempo con momentos de mayor prosperidad y
otros decadencia. Para ordenar la ciudad existen profesionales específicos como los
urbanistas que trabajan todo el planteamiento urbano, esta disciplina a cargo de regular el
crecimiento de la ciudad, la divide en barrios para estudiar mejor sus problemas, a través de
la disposición territorial de información como ser la cantidad de habitantes, el déficit de
infraestructuras, entre otros.
Con todo este mapeo se puede producir planes de intervención, una primera tarea del
planeamiento barrial consiste en realizar la delimitación específica del barrio, localizando
calles y espacios que sirven de borde como asimismo establecer sus sus unidades,
reconocible según sus diferentes actividades, densidades y tipo de población residente y
usuaria.
Para entender cómo funciona el planeamiento urbano, hay que tener en cuenta que su
esfera de actuación ocurre en dos dimensiones diferentes: la realización de obra pública y la
imposición de normativas.
Ambas acciones ocurren en forma complementaria sobre el diseño del trazado de calles, la
subdivisión de lotes, los usos del suelo, la densidad de población, la provisión de servicios
urbanos y las tipologías edilicias.
Cada una de estas cuestiones influye en la conformación de distintos tipos de Barrios:
aquellos que pueden cumplir contarles normativas adquieren el carácter de formales,
mientras que aquellos que no pueden cumplir se les llama informales, dado que no se
enmarca en lo que indica la ley es como ser la propiedad de la tierra, al ocupar tierra pública
o privada, la forma de construcción de las viviendas o grado de ocupación de los lotes.
Los barrios populares suelen disponer de sectores formales, generalmente lotes baratos
con viviendas autoconstruidas y, sectores informales, tales como villas miserias,
asentamientos precarios y propiedades invadidas. En estos hábitat informales se ofrecen
cuartos y viviendas en alquiler que son utilizados por la población con menores recursos,
que no disponen de garantías de ingresos suficientes para acceder a la formalidad.
El diseño del trazado de calles define un cierto patrón de circulación peatonal y vehicular
conformando la dimensión de la unidad barrial básica o manzana en la medida en la que un
barrio tiene un trazado de calles adecuado, permite la subdivisión de lotes.
Esta subdivisión a su vez está regulada por una ley en la que se establecen superficies y
dimensiones mínimas para que un lote pueda ser registrado legalmente. Cuánto mayores
sean estas exigencias mayor será el costo del lote y mayores serán las dificultades de los
sectores populares para pagarlo induciendo de alguna manera a que proliferen distintos
tipos de irregularidades, incluyendo la radicalización de asentamientos informales.
Lo mismo ocurre con los usos del suelo, los códigos de planeamiento y ordenamiento
territorial, establecen usos de suelo permitidos, tal como residencial, industrial, comercial, y
sus diferentes combinaciones, prohibiendo otros usos.
El motivo de estas normas es evitar que se superpongan usos molestos o peligrosos, como
por ejemplo: una fábrica contaminante próxima a una escuela donde asisten niños
pequeños o ciertas actividades comerciales junto a residencias de baja densidad, cuya
superposición podrían ser molestas.
Si bien esta forma de ordenamiento es útil e importante no debería ser la única. Si los
códigos de planeamiento no contempla la necesidad de generar empleos a través de la
misma industria, muchas veces talleres situados en las propias casas de familias de bajos
ingresos, terminan condenando a estos emprendimientos a la clandestinidad y a
desarrollarse en espacios ocultos, oscuros, asignados e insalubres.
Un planeamiento barrial popular debe tener en cuenta y priorizar el interés de los sectores
más vulnerables para sobrevivir como sus estrategias de generación de empleo, la
comercialización a través de ferias comunitarias etc. ya que de otro modo estas estrategias
aparecerán pero en forma informal, quitándole toda legitimidad dentro de un plan, y dando
lugar a situaciones de abuso y de vulnerabilidad.